Durante conversaciones con amigos de todas las latitudes y en trabajos periodísticos nuestros lo hemos reiterado una y otra vez: Los comunistas cubanos son unos mentirosos, pero como dice el viejo refrán 'Nadie escarmienta por cabeza ajena'. Eso fue, desgraciadamente, lo que le ocurrió a Sebastián Martínez Ferraté. El periodista español, convertido en empresario hotelero, jugó con fuego y se quemó.
Pensó que el clan mafioso que desgobierna Cuba desde hace más de 50 años había olvidado los trabajos, que como reportero realizara sobre la prostitución y otros temas dentro de la isla y le pasaron la cuenta. Acusado por los delitos de 'corrupción de menores, proxenetismo y trata de personas y actividades económicas ilícitas' se enfrenta a una petición fiscal de 15 años de privación de libertad. Como decimos en buen cubano: salió bien. Según el Código Penal vigente en Cuba puede ser sancionado hasta a cadena perpetua. Así de fácil es la cosa, ironicamente hablando.
En la actualidad ya lleva más de diez meses preso en La Condesa, una prisión en la provincia Habana, destinada exclusivamente para extranjeros sancionados o en espera de la celebración de sus juicios. Con alguna que otra excepción, este centro penitenciario de rústicas barracas de madera con techo de fibrocemento acanalado, como el uso del servicio telefónico sin regulación alguna, y un pequeño establecimiento donde poder comprar algunos víveres, cigarros y otras cosas, eso sí y muy importante, siempre en dólares o euros, pues aquí el dinero cubano no sirve para nada. Esto nada más es para esta prisión. Las prisiones donde languidecen hacinados como moscas los cubanos estos privilegios no existen, y la tenencia de dinero -en cualquier cuantía-, más de diez cajetillas de cigarrillos, o un frasco de medicamentos es motivo para una requisa personal total, al desnudo a la pelota delante de los demás reclusos, alguna que otra golpiza y un aumento de la sanción que cumple.
Para Martínez Ferraté, que como muchos inversionistas extranjeros, fundamentalmente españoles, confían en las promesas del régimen cubano es un duro golpe a la integridad física y moral la acusación recibida sobre los supuestos delitos cometidos. Para nadie es un secreto el incremento de la prostitución infantil y de todas las edades, razas y sexos en Cuba, ni los comentarios a voz populi de los dirigentes de las altas esferas del gobierno que trafican y sacan provecho de la misma. El mayor de los incentivos es una cita con una prostituta cubana joven vestida con su uniforme de estudiante de Secundaria Básica. La tarifa aumenta hasta en un 50%.
Sebastían Martínez Ferraté estaba centrado en su actual trabajo de empresario hotelero. Su misión era tratar de aumentar las ganacias. No grabó en su memoria lo que había hecho en su anterior trabajo como reportero de la cadena española Telecinco, y menos donde sacaba a flote la verdad sobre la prostitución en Cuba. El mismo se metió en la boca del lobo cuando arribó al aeropuerto de La Habana. No existe país alguno que esté libre de la presencia del oficio más viejo que existe en este mundo. Cuba no es una excepción. Negarlo es como tratar de tapar el sol con un dedo.
Pero ante la difícil situación que presenta Ferraté, ¿intercederá el gobierno español ante sus amigos de La Habana para esclarecer los hechos? ¿Ofrecerá ayuda a su ciudadano encarcelado en Cuba el presidente del gobierno español? Esperemos que Ferraté salga bien de esta encerrona que le ha tendido el Socialismo Totalitario Tropical Cubano y que quienes gobiernan en España no se hagan de la vista gorda ante este caso.
Mientras espera por el veredicto final ya puede ir preparando el libro sobre sus experiencias en una cárcel cubana.
Una isla perdida en el mar
JULIO CÉSAR GÁLVEZ
Periodista
Ex-prisionero de conciencia cubano del Grupo de los 75
A continuación la primera parte del reportaje del realizador Sebastián Martínez Ferraté:
Lo publico en http://napoleon03.wordpress.com/
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