Camilo Cienfuegos, Fidel Castro, y Huber Matos - 1959 |
A sus 91 años, el legendario comandante cubano Huber Matos conserva el temperamento y la claridad de ideas que lo llevaron a ser una de las principales figuras de la revolución hasta el día de su renuncia.
En su exilio de Miami recuerda con lujo de detalles los días de gloria y los primeros roces que tuvo con el líder cubano Fidel Castro, un joven impulsivo y humillante, según explicó en una entrevista exclusiva.
“Fidel sintió placer humillando a los demás e insultaba, a su manera”, dijo Matos. “Tuvo afán para demostrar su poder e incluso lo emprendió muchas veces contra su hermano Raúl, quien en una reunión en el Tribunal de Cuentas de La Habana, en marzo de 1959, salió llorando”, indicó.
Después del mismo Fidel y Raúl Castro, el comandante Matos ocupaba la tercera ubicación en la jerarquía de las fuerzas revolucionarias cubanas de la Sierra Maestra, la zona montañosa del oriente de la isla. Detrás le seguían Camilo Cienfuegos, muerto en circunstancias extrañas en un accidente de aviación el 28 de octubre de 1959, y el histórico Che Guevara, asesinado en Bolivia en 1967.
“Con el Che hablábamos de los movimientos obreros cubanos, de literatura e historia. Él me confesó que podía ser socialista pero que su pensamiento nunca compatibilizaría con el estalinismo. Su transformación se la dejó al peso de Fidel.
Matos nunca estuvo familiarizado con las armas ni el uso de la fuerza para imponer sus ideales. Fue un profesor universitario, amante de la lectura y curioso de la actualidad internacional, que en un momento de su vida sintió que debía defender los ideales democráticos frente a la dictadura de Fulgencio Batista, en 1959.
“Cuando llegó la revolución había sido profesor de Ciencias Sociales durante muchos años y fui formador de maestros en el oriente de Cuba. Era un profesional de la educación y conocía la historia de la humanidad”.
Esa convicción y formación integral lo llevaron a presentar su renuncia en junio de 1959, inconforme por el giro de la revolución cubana hacia el comunismo. Fidel rechazó su renuncia.
ACUSADO DE TRAICIÓN
Cuatro meses después volvió a presentar su salida irrevocable del ejército rebelde. Inmediatamente Fidel mandó a Cienfuegos con una tropa de hombres a capturar a Matos y lo acusó de traición.
“Así me convertí en uno de los primeros presos políticos”, comentó Matos, quien fue condenado en Cuba a 20 años de cárcel. “Esa experiencia [carcelaria] me permitió conocer hasta dónde las reservas morales de un ser humano permiten resistir el absurdo de una prisión difamante, porque a mí me hicieron horrores”.
Matos contó que Cienfuegos intercedió por él y habló con Fidel para llegar a una solución pacífica. De hecho Cienfuegos dijo que se cometía un grave error al ordenar el arresto de Matos.
Huber Matos - 2010 |
“Fidel lo mandó a callar y creo que en ese momento empezaron los problemas de Camilo”.
Matos recuerda a Cienfuegos como un tipo de pueblo, gracioso y bueno para el aguardiente y las mujeres. “Era un hombre simpático y valiente. Pero le gustaba la bebida y Fidel lo utilizó porque se dio cuenta de que Camilo era inteligente para la pelea”.
En su encarcelamiento, Matos fue obligado a seguir por radio una actividad pública en la Plaza de la Revolución, donde supuestamente Cienfuegos lo denunciaría frente a las masas.
“No dijo nada de mí”, puntualizó Matos. “Habían convocado a un millón de personas, pero no mencionó mi nombre. En su lugar eligió unos versos de Bonifacio Byrne sobre la bandera”.
Matos añadió que Cienfuegos le informó en secreto de la situación que se avecinaba y las tensiones que habían surgido al interior del gobierno.
“Cuando Camilo bajó de la tribuna oficial durante esa actividad de la Plaza de la Revolución, estoy seguro que Fidel debió haber decidido su suerte, porque dos días después me mandó un papelito a la cárcel diciéndome que tenía que escaparme y que había surgido una condición muy difícil por mi caso”.
VALDÉS, CUSTODIO DE MATOS
El actual vicepresidente cubano, Ramiro Valdés, estuvo a cargo de la custodia de Matos.
“Es un sujeto sin principios. En la Sierra Maestra sabíamos que su papel era darle un pistoletazo a cualquiera que parecía sospechoso o que venía del llano a infiltrarse. Le daban tareas para gente sin escrúpulos”.
Matos terminó su condena el 21 de octubre de 1979.
“Fui a juicio en el Consejo de Guerra dispuesto a que me fusilaran, pero antes tenía que decir mis verdades”.
Matos recuerda a Cienfuegos como un tipo de pueblo, gracioso y bueno para el aguardiente y las mujeres. “Era un hombre simpático y valiente. Pero le gustaba la bebida y Fidel lo utilizó porque se dio cuenta de que Camilo era inteligente para la pelea”.
En su encarcelamiento, Matos fue obligado a seguir por radio una actividad pública en la Plaza de la Revolución, donde supuestamente Cienfuegos lo denunciaría frente a las masas.
“No dijo nada de mí”, puntualizó Matos. “Habían convocado a un millón de personas, pero no mencionó mi nombre. En su lugar eligió unos versos de Bonifacio Byrne sobre la bandera”.
Matos añadió que Cienfuegos le informó en secreto de la situación que se avecinaba y las tensiones que habían surgido al interior del gobierno.
“Cuando Camilo bajó de la tribuna oficial durante esa actividad de la Plaza de la Revolución, estoy seguro que Fidel debió haber decidido su suerte, porque dos días después me mandó un papelito a la cárcel diciéndome que tenía que escaparme y que había surgido una condición muy difícil por mi caso”.
VALDÉS, CUSTODIO DE MATOS
El actual vicepresidente cubano, Ramiro Valdés, estuvo a cargo de la custodia de Matos.
“Es un sujeto sin principios. En la Sierra Maestra sabíamos que su papel era darle un pistoletazo a cualquiera que parecía sospechoso o que venía del llano a infiltrarse. Le daban tareas para gente sin escrúpulos”.
Matos terminó su condena el 21 de octubre de 1979.
“Fui a juicio en el Consejo de Guerra dispuesto a que me fusilaran, pero antes tenía que decir mis verdades”.
Una de estas verdades serían las críticas sobre los fusilamientos en Cuba.
“Fidel y Raúl siempre estaban diciéndome que teníamos que aplicar la justicia revolucionaria con la mayor severidad posible para que no se dieran más errores políticos. Fidel me visitaba en Camagüey para preguntarme por los fusilamientos”.
Después de su excarcelación, dos décadas más tarde, Matos fue enviado a un exilio forzado en Costa Rica. Con el tiempo establecería su residencia en Miami, centro de la diáspora cubana, junto a su esposa e hijos.
En Florida, Matos nunca perdió la brújula de la situación de la isla de Cuba y reforzó su tarea opositora en todos los frentes. Actualmente alista un plan de viaje a Europa con el objeto de reunirse con distintas autoridades para que se mantenga la llamada postura común, es decir, la exigencia respecto a Cuba en la búsqueda de una apertura democrática.
La discusión a profundidad sobre la situación cubana se realizará próximamente cuando el pleno de la Unión Europea analice la coyuntura de la isla sobre la base de la situación de los derechos humanos, entre otros puntos.
Juan Carlos Chávez
Tomado de: El Comercio
“Fidel y Raúl siempre estaban diciéndome que teníamos que aplicar la justicia revolucionaria con la mayor severidad posible para que no se dieran más errores políticos. Fidel me visitaba en Camagüey para preguntarme por los fusilamientos”.
Después de su excarcelación, dos décadas más tarde, Matos fue enviado a un exilio forzado en Costa Rica. Con el tiempo establecería su residencia en Miami, centro de la diáspora cubana, junto a su esposa e hijos.
En Florida, Matos nunca perdió la brújula de la situación de la isla de Cuba y reforzó su tarea opositora en todos los frentes. Actualmente alista un plan de viaje a Europa con el objeto de reunirse con distintas autoridades para que se mantenga la llamada postura común, es decir, la exigencia respecto a Cuba en la búsqueda de una apertura democrática.
La discusión a profundidad sobre la situación cubana se realizará próximamente cuando el pleno de la Unión Europea analice la coyuntura de la isla sobre la base de la situación de los derechos humanos, entre otros puntos.
Juan Carlos Chávez
Tomado de: El Comercio
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