4 jul 2010

Corrupción en las altas esferas del poder de la isla

Por: Gustavo Sierra

Cuba está viviendo una dura lucha interna dentro de los estamentos de poder entre intelectuales que denuncian graves casos de corrupción y funcionarios que intentan mantener a toda costa un sistema del que se están favoreciendo personalmente con enormes cantidades de dólares.
Esta semana, el comité municipal Playa del Partido Comunista expulsó al doctor Esteban Morales, el director del Centro de Estudios sobre Estados Unidos en la Universidad de La Habana y un invitado frecuente del emblemático programa de televisión Mesa Redonda, el único donde el régimen ventila algunas de sus preocupaciones. Lo hizo después de que Morales escribiera un artículo en el sitio oficial de la Unión de Artistas y Escritores en el que denunció la corrupción enquistada en los más altos mandos.
“La corrupción es mucho más peligrosa que la llamada disidencia interna. Esta última aun se encuentra aislada: carece de programa alternativo, no tiene líderes reales, no tiene masa. Pero la corrupción resulta ser la verdadera contrarrevolución, la que más daño puede hacer, porque resulta estar dentro del gobierno y del aparato estatal”, escribió Morales. Y apuntó a un caso emblemático , el protagonizado por el general Rogelio Acevedo, director del Instituto de Aeronáutica Civil. Acevedo y el ministro de Transportes, Jorge Luis Sierra Cruz, fueron destituidos sin mayores explicaciones pero todo el mundo sabe en Cuba que estaban comprometidos con el contrabando permanente que se registra en el aeropuerto de La Habana.
Morales denunció en su artículo que “hay gentes en posiciones de gobierno, que se están apalancando financieramente, para cuando la Revolución se caiga, que pueden tener casi todo preparado para producir el traspaso de los bienes estatales a manos privadas, como tuvo lugar en la antigua URSS”. Y pone como ejemplo a quienes controlan el comercio en negro que se registra alrededor de las tiendas para visitantes extranjeros. El caso Morales ya inunda los blogs en Internet, particularmente los leídos por los funcionarios cubanos y los disidentes “socialistas”. En cambio, tuvo menos repercusión entre los exiliados en Miami.

Tomado de: El Clarín

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