30 may 2011

Cuba quiere cambios en su prensa oficial


El monopolio informativo es casi absoluto: En Cuba, salvo contadas excepciones, todos los medios de comunicación son estatales y su línea editorial la controla el Partido Comunista. Sin ceder al respecto, Raúl Castro desea ahora cambios en la prensa oficial, a la que acusa de ser "triunfalista" y "estridente".

Ese país dispone de una densa red de medios, con tres periódicos y cinco televisiones nacionales, decenas de publicaciones regionales, revistas, 90 emisoras de radio y –pese a su escasa conectividad– un creciente número de sitios informativos en internet.

Y pese a todo, entre muchos cubanos de a pie se escucha la misma queja: "Para saber lo que pasa aquí hay que leer la prensa de afuera", afirma Juan Antonio, chofer de una empresa extranjera en La Habana y quien, pese a sus críticas, nunca deja de leer los diarios "Granma" y "Juventud Rebelde". "¿Qué vamos a leer si no? No hay muchas alternativas", añade.

En Cuba, la única alternativa a la prensa oficial la constituyen una quincena de revistas y hojas diocesanas publicadas por la Iglesia Católica sin censura estatal previa y distribuidas entre sus fieles, aunque su tirada declarada no supera los 50.000 ejemplares.

Por lo demás, la venta de periódicos y revistas extranjeras está prohibida incluso en los hoteles y las autoridades luchan para erradicar las numerosas antenas satelitales clandestinas de televisión, al considerar que por ellas llegan desde el exterior mensajes "desestabilizadores e injerencistas". El acceso a internet sigue sometido a un estricto control por parte del Estado, aunque los problemas de conexión tienen en buena parte que ver también con el embargo estadounidense vigente desde hace medio siglo.

En su último informe anual, Reporteros Sin Fronteras criticó que "Cuba sigue siendo, in fine, el único país del continente americano que no tolera la prensa independiente, fuera del estricto control del Estado", y que los medios de comunicación oficiales "sirven ante todo para difundir la propaganda del régimen".

En las páginas de la prensa cubana es común leer críticas al capitalismo, cifras de suicidios y muertos por drogas en Estados Unidos o detalles sobre escándalos de corrupción en Europa, pero nunca sobre los ocurridos en Cuba, a fin de no "dar balas" a los críticos del gobierno de Castro.

De todas maneras, también en los medios de la isla se observan lentos cambios, mientras avanzan las reformas impulsadas por Castro para reducir el peso del Estado en la economía y fomentar la iniciativa privada, algo para lo que el presidente cubano exige un "cambio de mentalidad" a los comunistas locales.

El mismo "Granma", el principal diario de la isla, ya no sólo destaca los logros de la sanidad, la educación y el deporte cubanos. En sus páginas nacionales, el órgano del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) critica con cada vez mayor frecuencia la excesiva burocracia y reproduce denuncias de ciudadanos sobre el mal funcionamiento de las instituciones y empresas estatales.

Al inaugurar el reciente congreso del PCC, centrado en las reformas, Castro instó a la prensa cubana a dejar atrás "el hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la actualidad nacional y generar materiales escritos y programas de televisión y radio que, por su contenido y estilo, capturen la atención y estimulen el debate en la opinión pública".

"En la mayoría de las veces ellos (los periodistas) no cuentan con el acceso oportuno a la información ni el contacto frecuente con los cuadros y especialistas responsabilizados de las temáticas en cuestión. La suma de estos factores explica la difusión, en no pocas ocasiones, de materiales aburridos, improvisados y superficiales", afirmó el presidente cubano y líder del Partido, quien pese a sus críticas sólo habla con la prensa en raras ocasiones.

Ya en noviembre del 2009, "Granma" publicó un inusual artículo en el que una de sus periodistas se quejaba de "funcionarios casi infranqueables" que impiden el trabajo de la prensa en la isla haciendo referencia al "acecho enemigo". "¿Qué esconden quienes rehúsan fotos y entrevistas? ¿A qué temen quienes aluden a disposiciones para impedir que periodistas y fotógrafos de nuestros medios de prensa ofrezcan informaciones?", se preguntó el artículo titulado "Periodismo con fobias".

Al respecto, también Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, en la que están agrupados los trabajadores de los medios estatales, afirmó que en el trabajo de la prensa influyen "de forma negativa viejos estilos y métodos que la política debe erradicar" y que "desestimulan muy buenos deseos profesionales".

No obstante, más allá de ello, el cineasta y escritor cubano Eduardo del Llano calificó de "escandalosa" la falta de debate y la ideologización de los medios de la isla, así como la prevalencia de "conceptos como que la disensión equivale a traición, que el ciudadano es una suerte de niño vulnerable a quien hay que proteger de la exposición a agresivas entidades foráneas".

"Que hay temas de los que no se habla porque eso da armas al enemigo –aunque todo el mundo lo comente en la calle– y, sobre todo, que exponer en detalle los errores del enemigo anula los nuestros, se corresponden con un modo de ver, de hacer y de gobernar de probada ineficacia, que sólo genera insatisfacción, distancia y burla", añadió a través de su blog eduardodelllano.wordpress.com.

VICENTE POVEDA

Fuente: Rio Negro


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